viernes, 10 de octubre de 2014

La cosa más preciosa que tiene papá

Un papá preguntó a su hijo Alejo de cinco años de edad: "¿Qué es lo que más te gusta de papá?" Y el niño contestó: "Lo que más me gusta de papá es................. mamá".

Se había dado cuenta Alejo que papá y mamá eran de veras una sola cosa, y que los dos se amaban como a sí mismos. "Los maridos deben amar a su esposas como aman a sus propios cuerpos. Amar a su esposa, ¿no es amarse a sí mismo?" (Ef 5,28). No es tan fácil llegar a "amar al otro como a sí mismo". El egocentrismo nos encierra en nosotros mismos y nos impide amar al otro identificándonos con él. Ni siquiera entre marido y mujer es fácil aquella identidad que en cambio fácilmente se realiza entre madre e hijo. Amando a sus hijos los padres se aman a sí mismos porque los hijos, en cierto sentido, son parte de los padres. Pero no se puede decir la misma cosa cuando se trata de marido y mujer.

Si vives así tienes que divorciarte y casarte con otra mujer

 
"Una vez, cuenta el padre Carlos Vallés, asusté a un joven marido que me pedía consejo sobre su matrimonio en peligro. Este me había hablado de su esposa con tantos detalles negativos que parecía imposible que pudiera seguir viviendo con ella. Yo le di entonces mi consejo. "Tiene que divorciarte de tu mujer". Aquel joven marido quedó asombrado que un sacerdote le diera este consejo, y casi se cayó de espalda cuando el padre insistió diciéndole: "¡Sí, tienes que divorciarte y casarte con otra mujer!
"Pero ¿cómo padre me dice esto? No entiendo." replicó. Y yo le expliqué sonriendo. "Sí , tienes que divorciarte de la mujer ideal de tus sueños, y casarte con la mujer de carne y hueso que tienes en tu casa".

Amar de veras implica querer al otro como es, con todos los defectos que tiene y no como tendría que ser o cómo nos gustaría que fuese. Dios no nos ama porque somos dignos de amor sino que somos dignos de amor porque Dios nos ama. Y Dios nos ama como somos, así, en concreto, con los ojos abiertos sobre nuestras virtudes. y nuestros defectos.

El amor de los novios es ciego en cuanto a los defectos del otro, pero también vidente en cuanto a las cualidades que sólo el enamorado es capaz de ver. Cuando, con el pasar de los años, las cualidades, que tanto los encantaban, disminuyen o desaparecen y quedan al descubierto los defectos, que antes estaban escondidos, entonces parece que el amor ya no existe y los esposos llegan a pensar que el amor se ha ido. En realidad, amor únicamente fundado sobre las cualidades, no es verdadero amor. Se aman las cualidades físicas o psicológicas o morales pero no se ama a la persona que es el sujeto profundo de las cualidades. Si el amor desaparece, es que probablemente, nunca existió. Pero si el amor llega a ser un amor personal, un amor a la persona única e irrepetible, entonces no va a desaparecer por el hecho de que desaparecen las cualidades. La persona es siempre la misma aunque cambia a lo largo del tiempo.

Ni por un millón de dólares

 
Un periodista visitó un día a la madre Teresa de Calcuta mientras ella estaba ocupada en curar a un enfermo en un estado verdaderamente repugnante. "Yo no haría esto" - dijo el periodista a la madre Teresa - ni por un millón de dólares" "Por un millón de dólares tampoco yo lo haría", respondió la madre y siguió en su tarea tan repugnante para el periodista pero lo más natural para ella que veía en el enfermo el mismo rostro de Jesús..

Cuando nos presentaremos delante de los ojos de Dios, lo principal criterio de juicio, al que estaremos sometido es el amor: "Seremos juzgados por el amor" por la semejanza que hemos adquirido, a lo largo de nuestra vida, del rostro de Jesús.

Él mismo nos juzgará diciendo: "Tuve hambre y me dieron de comer.....Cuando lo hicieron a una de estos mis hermanos más necesitados, a mi me lo estaban haciendo" (Mt 25,31-46).No nos preguntará si hemos recibido el bautismo cristiano, ni tampoco si tuvimos fe en Dios, lo que contará en aquel momento será el amor que hemos demostrado a nuestros hermanos. "Dios es amor. Quién ama conoce a Dios" (1 Jn 4,7-8).

La única manera para no tener enemigos


 
El presidente de los EE.UU. Abraham Lincoln, era famoso por la extrema cortesía que dispensaba a sus adversarios políticos. La conducta del presidente no siempre era compartida por sus propios ministros. Uno de ellos, un día, le dijo fastidiado: ¿Por qué los tratas como si fueran tus amigos? ¡Merecerían más bien que los eliminaras! "Es lo que hago" respondió Lincoln. "¿Acaso no elimino a un enemigo cada vez que lo convierto en amigo?

Jesús nos dio un mandamiento nuevo que nos amáramos como él nos ha amado y Jesús nos amó mientras éramos pecadores.(Ro. 5,6-10). Es por eso que tenemos que amar también a nuestros enemigos. Si el mismo Dios los ama. ¿por qué no tenemos que amarlos nosotros?
"Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos de su Padre que está en los cielos" (Mt 5,44-45)

El papa Juan XXIII, en su larga agonía, a quien le sugería que rezara y perdonara a sus enemigos, le dijo: "Pero, yo no tengo enemigos". ¿Es que no podía , entonces, practicar el mandamiento de Dios? Sí que lo practicaba, porque, a los que lo odiaban, él los amaba y por eso no eran ya enemigos para él.

No basta con amar

El marido era un hombre robusto, de la voz fuerte y los modales ásperos. Ella, la esposa, era una mujer dulce y delicada. Se habían casado. El no le hacía faltar nada, y ella cuidaba de la casa y educaba a los hijos. Los hijos crecieron, se casaron y se alejaron de sus padres. Una historia como tantas. Pero cuando todos los hijos se fueron de la casa, la esposa perdió su sonrisa, se hizo siempre más sutil y casi transparente. No podía ya comer y en poco tiempo no se levantó más de la cama. El marido preocupado la llevó a un hospital. Llegaron a visitarla los médicos y doctores más competentes y famosos. Nadie lograba descubrir el tipo de enfermedad que ella tenía. Sacudían la cabeza y se decían: "¿Quién sabe?"

El último especialista, que la visitó, le dijo por separado al marido: "Yo diría, con toda franqueza, que su esposa no tiene ya ganas de vivir. Es por eso que ningún remedio le puede servir". Sin decir una palabra aquel hombre vigoroso y grande, se sentó al lado de la cama de su mujer, la tomó de la mano y, con su voz fuerte, le dijo decididamente: "Tú no morirás".

"¿Por qué?" le preguntó con un hilo de voz su mujer. "Por qué yo te quiero y no puedo vivir sin ti". Y, entonces, la esposa, sonriendo y con un filo de voz, le contestó: "¿Por qué no me lo dijiste antes?" Y de aquel momento comenzó a estar mejor.

"No basta amar", decía Don Bosco. Los jóvenes tienen que darse cuentas que los amamos. "Procura hacerte amar" le decía Don Bosco a Don Miguel Rua, al enviarlo como director a un Colegio de muchachos. Si los jóvenes se sienten amados aceptan a sus educadores y creen en lo que le dicen y aprender los valores que les quieren enseñar.. Pero si no se sienten amados, de nada sirve todo el esfuerzo para educarlos; si no aceptan al educador no va a aceptar nada de lo que se les dice. Se cierran en sí mismos y no se dejan educar.

martes, 7 de octubre de 2014

Tumba de felicidad


Un día un hombre llegó a un lugar bello pero también misterioso que le llamó mucho la atención. El hombre entró a aquella colina y caminó lentamente entre los árboles y unas piedras blancas. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.
Sobre una de las piedras descubrió aquella inscripción: “Aquí yace Juan Pablo el emprendedor, vivió seis años, seis meses, dos semanas y tres días”.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esta piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar, mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado tenía también una descripción. Se acercó a leerla, decía: “Aquí yace Teresa Martínez, vivió ocho años, ocho meses y tres semanas”.
El hombre se sintió terriblemente abatido. Ese hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra, una tumba. Una por una leyó las lápidas; todas tenían inscripciones similares: un nombre y tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que más le impactó, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los ocho años.
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí, se acercó. “¿Qué pasa con este pueblo?, ¿por qué tantos niños muertos enterrados en ese lugar?, -le preguntó al cuidador.
El anciano respondió: “Puede usted serenarse. Lo que sucede es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contestaré: cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta. Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y comience a notar en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado en los pequeños y grandes detalles; a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo interior, la felicidad, a pesar de las adversidades”.
“Las tumbas que usted ve aquí, no son de niños, sino de adultos; y el tiempo de vida que dice la inscripción de la lápida, se refiere a la suma de los momentos que duró la verdadera felicidad de cada una de las personas que descansan en este lugar”.
No pierdas la oportunidad, comienza desde este instante a vivir tu vida de felicidad.

La felicidad es como una ráfaga de viento frío en medio de un ardiente calor, que pasa por tu rostro y te lo refresca. Cuántos momentos verdaderamente felices hemos tenido a lo largo de nuestra vida; si sumásemos cada instante feliz y su duración, ¿cuánto daría?, ¿una, dos, cinco, veinte, cincuenta horas? Aprende a sacarle el jugo a la vida, ella se vive una sola vez y así podrás tener muchas horas de felicidad.

Regalos que nunca abrió

TQM, Sofía
TQM, Sofía
Había un chico que nació con una enfermedad mortal y que además no tenía cura. Tenía 17 años y podría morir en cualquier momento. Siempre vivió en su casa, bajo el cuidado de su madre. Ya estaba cansado y decidió salir solo por una vez. Le pidió permiso a su madre y ella aceptó. Caminando por su cuadra vio muchas tiendas. Al pasar por una tienda de música y al ver el aparador, notó la presencia de una chica muy guapa de su edad, fue amor a primera vista, abrió la puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella.

Acercándose poco a poco llego al mostrador donde se encontraba ella. Lo miró y le dijo sonriente "¿Te puedo ayudar en algo?" Mientras el pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida, sintió el deseo de besarla en ese mismo instante. Tartamudeando le dijo: "Si, eeehhh, uuhhh, me gustaría comprar un C.D.", sin pensar tomó el primero que vio y le dio el dinero, - ¿Quieres que te lo envuelva?- Preguntó la chica sonriendo de nuevo. El respondió que sí, moviendo la cabeza, y ella fue al almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo. El lo tomó y salió de la tienda. Se fue a su casa y desde ese día en adelante visitó la tienda todos los días para comprar un CD. Siempre se los envolvía la chica para luego llevárselos a su casa y meterlos a su closet.

El era muy tímido para invitarla a salir y, aunque trataba no podía. Su mamá se enteró de esto e intentó animarlo a que se aventara, así que el siguiente día se armó de coraje y se dirigió a la tienda. Como todos los días compró otra vez un CD y como siempre ella se fue atrás para envolverlo.

El tomó el CD y mientras ella no estaba viendo, rápidamente dejó su teléfono en el mostrador y salió corriendo de la tienda.

Ring!! Su mamá contestó: "Bueno".

¡Era ella!, preguntó por su hijo y la madre desconsolada comenzó a llorar, mientras decía: "Que, no sabes?, murió ayer". Hubo un silencio prolongado, excepto los lamentos de su madre. Más tarde la mamá entró en el cuarto de su hijo para recordarlo. Ella decidió empezar por ver su ropa, así que abrió su closet. Para su sorpresa se topó con montones de CDs envueltos. Ni uno estaba abierto.

Le causó curiosidad ver tantos y no se resistió, tomó uno y se sentó sobre la cama para verlo, al hacer esto un pequeño pedazo de papel salió de la cajita plástica, la mamá lo recogió para leerlo y decía: "¡¡hola!!, estas super guapo, ¿Quieres salir conmigo?". TQM Sofía...

De tanta emoción la madre abrió otro y otro pedazo de papel y estos decían lo mismo.

Dios nos tiene tantos regalos listos y envueltos para ser disfrutados, pero muchas veces no somos lo suficientemente decididos a dar el paso de abrirlos para disfrutar de las maravillosas sorpresas que tiene para nosotros... no dejes hoy esos regalos celestiales envueltos y guardados en el closet de tu alma, no dejes que sea muy tarde y ya no puedas disfrutar de tantas de tantas bendiciones guardadas...

¡Abrelos! tienes cientos de ellos esperando sólo para tí...